viernes, enero 14, 2011

Tributo a Luis Huete y Álvaro González-Alorda

Desde el año 1999 en que se lo escuché a Luis Huete en un Seminario que dictó en Uruguay en la Escuela de Hotelería y Turismo del Plata, inicio mis charlas de capacitación (tanto “in-company”, como en clases), sugiriendo a mis escuchas que para aumentar el “nivel de retención” del seminario y llevarlo desde el de 10% de promedio tradicional, a un 60 ó 70%, necesitan colocar tres elementos: Pasión, Focalización y Proactividad. Ahora, estudiando Neurociencias y más específicamente, Neuromanagement, encuentro las explicaciones científicas para la tan efectiva sugerencia.

Lo anterior es solo un pequeño ejemplo que vale por cientos de conceptos que Luis ha sabido transmitir en sus Seminarios, libros y/o artículos, y que el tiempo y otros autores han contribuido a explicar las razones profundas de los mismos, así como también, han confirmado que mantienen su vigencia.

Sus libros en mi biblioteca son un verdadero desastre estético pues soy un buen “relector”, lo cual implica un notorio desgaste en el papel por efectos del manoseo y los resaltadores.

Desde hace unos pocos años, Luis ha tenido la feliz idea de multiplicarse profesionalmente, formando con gran generosidad a Álvaro González-Alorda. Desde el único sitio con el que cuento con credenciales como para opinar, que es el de receptor de sus trabajos, aplaudo el crecimiento que Álvaro demuestra en cada propuesta. Ambos se han transformado en referentes cotidianos donde encontrar inspiración para abordar los diferentes desafíos organizacionales. Por tal motivo, en mi Blog sus links están disponibles y aliento a usarlos con frecuencia.

Gran parte de mi formación se la debo a Luis (la parte buena), por eso mi agradecimiento es permanente. Álvaro, con su tesón, innovación y excepcional manejo de las redes sociales, hace honor a su maestro, no solo por el valor de sus ponencias, sino también por la cercanía y humildad que demuestra en cada uno de sus intercambios.

He tenido la fortuna de charlar personalmente con ambos, fuera de sala, así como de mantener algún intercambio por correo electrónico y les aseguro que ambos ofrecen una calidez y cercanía en el contacto increíbles.

Sin estar loco (o al menos, no en un nivel preocupante), mantengo con ellos un “diálogo interior” cuando leo o veo algo que nos une conceptualmente y siempre en esos diálogos está implícito mi respeto y agradecimiento. No obstante he aprendido que es bueno explicitar la gratitud y los sentimientos… ese es, precisamente, el propósito de estas líneas.